Oruga:
Había una vez un niño llamado Nicolás que siempre andaba triste, pero un día conoció a la oruga que, aunque es fea siempre estaba feliz. Un día, Nico le pregunto: Oruga ¿Cómo eres tan feliz si eres fea? aunque la oruga no pudo hablar, sintió que Dios le habló a través de ella y le dijo: todos somos lindos, algunos por la apariencia y otras consiguen su belleza interna en el alma, así que Nico avanzó por el camino.
Roca:
Entonces Nico fue reflexionando y pensó que su relación con Dios era muy parecida a la fragilidad de una pequeña roca, puesto que pensaba que era débil, pues apenas podía hablar con Dios. No podía acercarse mucho, pero tampoco alejarse.
Por eso Nico pensó: ¿Cómo es que se mueven esas rocas en el agua?, y llegó a la respuesta de que, por la fragilidad de las rocas, el agua les empuja. Y a veces necesitamos siempre de otros para que nos empujen hacia Dios para poder acercarnos.
Árbol:
Así que Nico siguió su camino, buscando quien le pueda ayudar acercarse más a Dios y mejorar su relación con Él. Entonces mientras caminaba, en un momento se sintió cansado, y se sentó bajo un árbol hasta recuperar energías. Mientras descansaba, sintió que el árbol en donde él se posaba, estaba Dios, puesto que sintió mucho su compañía, y reflexionó que no importa en donde estés, Dios siempre va a estar a nuestro lado.
Avestruz:
Después de esta reflexión Nico siguió con su camino, pensando en cómo ser una mejor persona y como mejorar el alma.
Siguió y siguió por el camino, vio a muchos animales, pero le llamó mucho la atención un avestruz, pues se puso a pensar en lo rápido que es ese animal, así que le inspiró su rapidez, para empezar a tener prontamente una relación con Dios.
Perro:
Cuando Nico continuaba su camino, sintió que alguien lo perseguía, empezaron a pasar muchos escenarios en su mente, que empezó a sentir miedo. Cuando se dio la vuelta, se sorprendió que quién le perseguía era un perrito.
Nico y el perro iban jugando por el camino, por lo que le hizo recordar que Jesús jugaba con los niños. Por eso pensó que Dios había mandado a un perrito, para que Nico se divirtiera y pueda tener una compañía.
Delfín:
Cuando Nico continuó su travesía, recordó a todos los animales que había conocido durante su trayecto y lo que aprendió de cada uno de ellos. Para finalizar su travesía le llevaron al mar, para presentarle al delfín, quien le daría la última lección para “ser más pera servir mejor” y su nuevo amigo le dio unos consejos sobre lo que le faltaba, siendo esto: que valore y que recuerde todo lo que le enseñaron los otros animales y sobre todo, que sea humilde como Ignacio de Loyola.
FIN
Estudiante: Nicolás Joaquín Astudillo Hurtado / Séptimo de Básica «D»