Había una vez un niño llamado Cesítar, que vivía en un mundo de injusticias, el niño en una mañana de Riobamba fue tomando fotos del Chimborazo para crear un grupo que suba al nevado y realicen ejercicios espirituales viendo la grandeza de Dios.
Cesítar informó al noticiero de todo el mundo que las plantas van desapareciendo, por lo cual nos íbamos a quedar sin oxígeno. El niño con lo que informó de los ejercicios espirituales, la delincuencia iba desapareciendo y anunció que el mundo vaya al Chimborazo para que vean la grandeza de Dios y reflexionen sus acciones.
Cesítar llevó a las personas que querían cambiar su vida a la playa, Cesítar les dijo: imaginen que el sol es Dios, y que el mar es el camino para llevarte hacia Él. Cierren los ojos y caminen hacia el sendero que te lleva hacia la santidad.
Cesítar les dijo a las personas: imaginen que son mariposas, que la voz que escuchan es la de Dios que dice: Vuela hacia mis brazos, sentirá mucha paz cuando llegues hacia mí, hermosa mariposa, aquí todos tus problemas se esfumarán.
Cesítar interpretando la voz de Dios dijo: Este jardín de flores son frutos de los sacrificios que hiciste y logros que alcanzaste, tu vida será de paz y varias maravillas.
Cesítar dijo: imaginen que este espacio verde, ustedes lo hicieron viendo cómo es un nevado y viendo a Dios. Que viendo lo que es la grandeza de Dios ya sus vidas serán de paz por conectarse directamente con Dios y gracias a ustedes ya no hay guerras, pero si hay espacios verdes.
Cesítar los llevó hacia la ciudad de Riobamba y dijo: este es el producto final que hicieron al mundo por sus buenas acciones. Ahora la grandeza de Dios también se puede ver en las ciudades con los paisajes y lo limpio que está esta ciudad.
FIN
Estudiante: César Mateo Ayala Sigüenza / Séptimo de Básica “A”