En 1875 nació Ruin, un valiente caballero, cuyo único deber fue proteger a su nación. Ruin creció en un pequeño pueblo del Reino Unido junto a su familia y amigos, a quiénes mostró sus habilidades con el arco. En su pueblo había muchas montañas con bosques, lagunas, ríos y prados llenos de vida silvestre y templos sin explorar. Ruin salía con su arco a cazar ciervos, conejos y pájaros para la cena. Su mamá cocinaba deliciosos platos que compartían con sus vecinos. Ruin era muy querido en su comunidad, siempre presto para ayudar y cuidar a quienes lo necesiten; de pequeño, haciendo mandados y de grande, protegiendo a todos de los malos enemigos que acechaban el pueblo.
Un día unos vecinos de Ruin llegaron a su casa con malas noticias, le contaron que la guerra se avecinaba. – ¡Ruin, Ruin!, ¡Viene la guerra! – será muy grande por lo que escuché. – Ruin se preocupó por su familia y queridos amigos.
Ruin y su hermano Nomad, decidieron viajar para averiguar que estaba sucediendo, para ello, tomaron sus maletas, provisiones y no podía faltar su arco y flecha, por si acaso había enemigos en el camino. Caminaron por varios días y todo parecía tranquilo, hasta que, de repente, observaron soldados a lo lejos, que aparentemente atacarían a su pueblo. Corrieron tras unos arbustos y se quedaron escuchando de qué hablaban.
La guerra era entre varias naciones, la situación era bastante grave, estaban involucrados países cómo: Alemania, Turquía, Francia, Gran Bretaña, Rusia, Italia, Japón, Estados Unidos y Reino Unido; sin dudar, nuestro héroe decidió enlistarse para su nación, le pidió a su hermano que regresara a casa y les avisara a sus padres.
Emprendió el viaje con los soldados hacia el campo de batalla. Al llegar, era un mundo muy diferente, puesto que, los otros soldados no tenían arco, ellos estaban equipados con espadas, así que, él entrenó a sus compañeros en el uso de esta nueva arma: el arco y la flecha. Salieron a la batalla y todos se sorprendieron con lo habilidoso de Ruin, tenía una puntería fantástica y junto a sus compañeros, vencieron a sus enemigos. El teniente del ejército al ver las valerosas hazañas de Ruin, lo envió al centro de la guerra; al llegar, avanzó con su arco y flecha abriéndose paso entre sus enemigos.
Derrotó a cientos de soldados en una batalla cruel, pero heroica, hasta que lo hirieron en el hombro: – ¡Ah, ah, ah, ah, ah!, – ¡No puede ser! – exclamó Ruin. Él quería permanecer en la batalla, pero fue llevado a un hospital a pesar de que su voluntad era quedarse con sus compañeros. Sanó y volvió a casa esperando que la guerra llegue a su fin. Al poco tiempo, llegaron sus compañeros y le comentaron: – Ruin, la guerra ha terminado y Reino Unido junto a Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos somos los triunfadores. Ruin se puso contento por el acuerdo de paz en el mundo -.
Ruin fue llamado a una ceremonia de celebración por la paz, conseguida por valerosos soldados como él. En esta fue condecorada con una insignia de oro, con un cordón de plata por su valor y puntería por los altos mandos del ejército de su nación. Su valentía, esfuerzo y constancia lo acompañaron siempre, vivió con su familia a quienes todos los días abrazaba con mucha fuerza, dando gracias a Dios porque estaban bien a su lado.
FIN